lunes, 17 de octubre de 2011

La escafandra y la mariposa.






Es una película que narra la vida de una persona que se superó a si mismo y que descubrió de lo que era capaz de hacer con su propio cuerpo. En 1995 a la edad de 43 años, Jean-Dominique Bauby, el carismático redactor jefe de la revista Elle en Francia, sufrió un grave golpe. Despertó de un coma 20 días más tarde descubriendo que era víctima de una paralización general de todo su cuerpo, tan sólo capaz de comunicarse con el mundo exterior parpadeando su ojo izquierdo. No podía ni hablar, ni reír, ni andar, ni gesticular, tan solo podía mover el ojo izquierdo, parpadear como una mariposa.

Solo con ese parpadeo fue capaz de escribir un libro, ayudado por otras personas. Había conseguido mostrar que aunque no pudiese moverse podía trasmitir. Con un gesto fue capaz de mostrar sentimientos, ideas, preocupaciones. Había descubierto otra dimensión de su propio cuerpo, utilizarlo al cien por cien, solo le quedaba esa parte móvil y la exprimió al máximo.

Con esta película hemos llegado a la conclusión que la gente en general damos mucha importancia a las palabras, para mostrar sentimientos, malhumores, amor, alegría tratamos siempre de utilizar las palabras, hablamos, cantamos, pero ¿no vale más una imagen que mil palabras?  La gente no estamos acostumbrados a darnos cuenta de esos gestos que nos dan mucha información de qué sentimos, cómo estamos…las palabras pueden ser engañosas, el cuerpo no. Es muy difícil controlar todas nuestras facciones, es muy difícil controlar el ceño fruncido cuando estamos enfadados, la sonrisa cuando estamos contentos, tocarnos la nariz cuando estamos nerviosos…

Por tanto, a nuestro parecer creemos que las personas deberían dejar llevarse más por los sentidos de los seres humanos, prestar más atención a la vista, al tacto, dejar de lado el oído, ser más observadores e intentar transmitir también con nuestro cuerpo. Porque dicen que la cara es el reflejo del alma ¿tú qué crees?

3 comentarios:

  1. Me gusta el último párrafo. Estoy de acuerdo. Centramos el "movimiento" en las extremidades que nos permiten "hacer" y "desplazarnos". Pero la mayor aprte de nuestro cerebro se utiliza para recibir y enviar estímulos a nuestro rostro, lengua y boca, es decir, las partes de nuestro cuerpo que se mueve para sentir y comunicar sentimientos.

    Has leído el post "Despertemos" con la historia de Francis? TE la recomiendo. Su testimonio ayuda a ver cómo mil palabra a veces pueden valer más que una imagen. O al menos distinto.

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  2. No podría estar más de acuerdo con vosotras, ya que, en mi opinión, son los gestos; lo que llanamente llamamos "las maneras", las que determinan la identidad y personalidad de una persona.
    Ahora bien, hay ocasiones en que con las palabras nos "refugiamos", es decir, puede que no siempre nos interese transmitir algo...

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  3. Opino igual que vosotras, pero como Andreu creo que hay veces que nuestro cuerpo expresa algo que nuestras palabras intentan ocultar o contradecir.
    Una imagen vale más que mil palabras, es cierto.
    Me gusta el post.
    Pasaté x nuestro blog, hay una entrada con el mismo título.."una imagen vale más que mil palabras"

    Un saludo chicas

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